DE TI VIENE LA LUZ




DE TI VIENE LA LUZ
                 
(Lira I)

Vivo por tus caricias,
            por la ternura atenta de tus ojos,
de tus manos, delicias
fundiendo mis enojos.
             De ti viene la luz a mis antojos.
                
(Lira II)

Ya no suenan los cantos
ni lanzan los clarines dulces notas.
Los tiempos, con sus mantos,
esparcen turbias gotas
por las tristes esquinas más ignotas.
       
(Lira III)

Del surco, la semilla,
brotando tras la lluvia y sus latidos,
seduce a la alevilla,
a los rayos fundidos
del sol en los roquedos florecidos.

María Bote

VIENTO

la palabra de Sindel



AL VIENTO

Ruge el viento en la oscura madrugada
llenando de temor el alma mía,
al robarme la paz y la armonía
de mi luz sosegada.
Mas huyo de su voz, esperanzada
de conseguir dinteles de alegría;
mi eterna fantasía,
me da su protección acorazada.

¡Oh viento de mis males!
retira tus embistes de mis playas,
almenas y atalayas.
Sin ti, los regocijos,
pueblan mi corazón, sus entresijos;
se iluminan mis dunas y arenales.

María Bote
febrero de 2016

SOLEDAD




SOLEDAD

El tiempo comienza
robándonos retazos
de compañías y,
al final, acaba por
llevárselo todo.


Llegado un tiempo, empezó haciendo breves y esporádicas visitas: la felicitación navideña que no llegó, el teléfono que dejó de sonar a la vuelta de algún viaje, el ir a llamar impulsivamente y recordar, de pronto y con nostalgia, que ya nadie podría contestar esa llamada…

   Después, las visitas se fueron haciendo más largas y frecuentes, a veces, demasiado pesadas.

    Su único hijo se casó y luego fue padre ¡Hay, las madres de los padres! qué distinto a ser madre de la madre… 
    
Por último e inesperadamente, él, su único apoyo, también se fue y para siempre.
 
Entonces, la visita se asentó ya en su casa, definitivamente, para hacerle compañía; se llamaba SOLEDAD.

          María Bote
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